Los cuidados y cocuidados no son una cuestión de moral o de responsabilidad femenina, sino de derechos y de responsabilidad social. La arquitectura feminista reivindica el diseño de viviendas que ponga la vida en el centro y la generación de espacios conciliadores, favoreciendo la autonomía de todas las personas, así como una mayor corresponsabilidad en las tareas domésticas y de cuidados de forma que se puedan generar relaciones más igualitarias.
Contribuir a la concienciación de la población sobre la importancia y riqueza que significan los cuidados para la sociedad y la necesidad de avanzar en justicia de género, de manera que los cuidados se compartan entre los poderes públicos, las mujeres , los hombres, la comunidad y las entidades sociales.
La búsqueda de una auténtica identidad como personas completas, no fragmentadas por imperativo social, ha sido permanente entre la mayoría de las mujeres y comienza a serlo ya entre muchos hombres, para liberarnos todos de condicionamientos y servidumbres impuestos por la sociedad.
El trabajo de las mujeres y hombres de La Corrala en proceso de envejecimiento, no es otro que la conquista de un amor-de-sí que nos sitúe en posiciones adecuadas para controlar el propio proyecto de vida, compartiéndola con mujeres y hombres que hayan hecho el camino de la asunción de la igualdad. Un amor que ya no será enajenante, ni tampoco estará presidido por el sometimiento y preeminencia de las necesidades de los otros, sino que gozará del encuentro creativo y fértil con quienes, desde su propia autoestima y aspiración liberadora, celebrar la experiencia compartida de crecimiento, solidaridad y libertad.